¿Cómo saber quién soy?

¿Cómo saber quién soy?

Mucho se ha preguntado: ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos acá? ¿Y a dónde vamos?

¿Quiénes somos? Le voy a tratar de explicarles lo más simple que pueda.

Somos seres muy complejos, por varias razones. Nuestro verdadero ser nuestra esencia, quien yo le llamo Ibur, es un ser muy diferente a lo que vemos acá, por no estar en el tiempo ni en el espacio, por causa de estar en la dimensión donde  todo es increado eterno, indestructible, siempre existente, desde siempre y por siempre.

El Ibur es invisible al ojo natural, ni su frecuencia es compatible a la nuestra. Al nacer la vida en nuestro ambiente viene forrada por 7 Klipot,  o cascaras. Solo así puede llegar a la dimensión y frecuencia donde estamos.

Por eso se tuvo que fabricar  una maquina ingeniosa de la misma vida llamado Guf (cuerpo). Este fue fabricado por los Maestros Arquitectos en Vilom. (Secreto) Salmos – Tehiím 139:17.

Este cuerpo fue fabricado según la Escritura sagrada en Adamáh. Dice así: “Se tomó polvo de Adamáh y se construyó el Adám” (Ha Adam Afar Min Ha Adamáh), Génesis -Bereshit .2:7, Job – Iov. 28:6, Este polvo es de oro y zafiro (Sapir Avaneiha ve Afrot Zahav). Esta máquina se hizo de átomos, moléculas y demás usando como modelo el universo (Olam), compuesto por billones de mundos, cada átomo es un sol rodeados de satélites con vidas inteligentes tales como acá, árboles, ríos, vegetaciones, animales y demás.

Sus campos energéticos hacen una unión simbiótica con todos los universos (Olamot), y toda forma de vida.
Nuestro cuerpo es Universo (Olam) en función determinada con incontables universos (Olamot) de lo más pequeño hasta lo más grande.
Esa tan complicada red, alberga, el alma (Neshamáh) que es otro cuerpo más sublime, capaz de canalizar sentimientos, sensaciones, que se intercomuniquen con el mundo material (Olam Hazéh) y el mundo espiritual (Olam Ha Rujani – Olam Haba) por medio de canalización de energías no conocidas acá.

Y más adentro está el Ruaj, conocidos por nosotros como espíritu, este cuerpo no tiene nada material ni atómico, es una esencia que no tiene límites ni en el tiempo ni el espacio. Así que tiene acceso a todos los archivos Akasicos y lugares que nunca se podría llegar, así como comunicarse con seres aun no imaginados.

Ahí dentro del espíritu (Ruaj) está la Neshamáh, que es la vida misma emanada del Padre absoluto, esta es la vida que solo Él tiene.
Nuestra esencia viene de Él con toda la potencia de Su vida.

La vida es dinámica y auto reciclable y capaz de pasar por todos los ambientes y cambiarlos para mejor.
La Nesháma, que es la vida, se mueve en un carruaje llamado Merkabah, que viaja instantáneamente por El Todo y en todo. Y este es el que comunica con la Neshama y con el Ibur, nuestro verdadero ser. Ese ser interno es invisible acá y está muy adentro, como la vida en una semilla, no tiene límite y todo lo puede, pues está en un verdadera unión –  Ejad con el Gran todo.

Yo vengo del Padre, por una cadena de seres que se le llama el cordón de Plata,  la razón es que cada parte de mi cuerpo total por ese cordón interno sublime, y energético que se proyecta en mi plexo solar, se sube y se baja hasta lo infinito de todo.
Vengo de la Matriz de todo lo que existe, con  todo el potencial de la vida, para hacer lo que tengo que hacer.

Mi tarea  es sembrar su amor, su vida su luz y su paz (Ahaváh, Jayim, Or, Shalóm). A eso vine, esa es mi misión y la tuya, estos son los elementos que complementan todo, y que lo restituye ordena  todo. Esta es la misma naturaleza de la vida, con todos sus componentes. Y lo podemos hacer pues tenemos la vida (Jayim), precisamente para eso existimos.

Adónde vamos a un Eterno desafío, para que todo esté en el orden predeterminado y ser lo que Él es, esta es la calidad indispensable del estándar divino para toda vida.

En conclusión.

¿Quién soy? _ (Yo) _  Yo soy el que soy, lo que siempre he sido, y seré el que seré (Eheyeh Asher Eheyeh). Siempre he sido. Siempre he existido soy incopiable, inalterable y siempre existente. Soy único con única característica. No se puede cambiar ni deshacer ni menos aniquilarse.
¿Qué tengo que ser?, es muy simple. Yo (Anóji)… Esto es básico. No soy un ser inservible o que no valgo nada, mi vida tiene sentido, propósito de ser y estar acá.

Cometemos errores, pero esto es parte de la vida pues esta tiene que pasar y ha pasado infinitas etapas, sin que nada la pueda detener, es necesario que se adapte a todos los ambientes, dimensiones vibraciones y frecuencias, por hostiles que sean. Nuestro destino no tiene fin es un eterno idilio de la vida de acuerdo a lo máximo de lo mejor.

Esa cadena de seres internos con incontables universos (Olamot), son capaces de manifestar El Amor (Ahaváh), el remedio de todo. La paz (Shalóm) que es el ambiente del amor en la vida (Jayim). Por ser la cultura intrínseca de nuestro verdadero lugar y procedencia.
Sencillamente tenemos que ser lo que somos y contentarnos con lo que somos, pues no hay otro como yo y tú. Tenemos que ser lo que estamos siendo y hacer lo que estamos haciendo y desde ese lugar proyectarnos, no tienes que ser nada, pues ya lo eres.

La bendición del amor (Berajót Ahaváh) que es lo más sublime, que se puede experimentar, nos pasa por una puerta llamada Jashmal, o fuego refulgente según Ezequiel (Iejezkel) cap 1. Es un fuego que trae la puerta de luz (Shaar Le Or), y la realidad del Merkabah, viajando hasta la etapa nuestra.

Ese amor (Ahaváh) se derrama según Zacarías (Zejaryah), en las siete partes de nuestro ser llamado Menoráh, de siete brazos, que sale de un deposito que lo llena el árbol de la vida (Etz Jayim) o el Olivo verde(Zayit Yerok Ranaan), y así le llama el sistema orgánico del Espíritu.

Ese aceite (Shemen) oro (Zahav) como nuestra naturaleza de Adamáh, filtra y purifica los sentimientos para que el amor (Ahaváh) salga puro, como el fuego (Esh), que en Revelaciones se le llama los siete Espíritus (Sheva Rujin – Arameo) de Dios (Elohim), pero más bien son los siete Metatrones que traen su nombre sagrado, así que cada parte de la cadena de nuestro ser es un Metatrón que nos hace movernos como relámpagos, en las cuatro dimensiones básicas representadas por las cuatro caras y así se arreglan los Gilgúl grandes (Gadlut) y pequeños (Katnut) representados por rueda dentro de rueda (Ofán BeToj Ha Ofan), y al fin se manifestara el embaldosado de zafiro (Livnat Ha Sapir) y nuestro verdadero ser culminando nuestra predestinación.

Shalom.

Dr. Pedro Ortiz. Junio 19, 2012.