LA FLOR DE LA VIDA – SHOSHANA HAJAYIM

LA FLOR DE LA VIDA – SHOSHANA HAJAYIM


La vida es Él mismo (Jayím), manifestado en las infinitas partículas de sí misma, está en todo y se manifiesta en todo.

La vida (Jayím) se manifiesta en universos (Olamot), no importando lo micro-invisible de sus tamaños, son universos (Olamot), donde, El Todo, Su totalidad se manifiesta.

La vida (Jayím) no es grande ni pequeña, sencillamente, son manifestaciones de Él, en distintas formas. Digamos es una flor con diferentes pétalos, e infinidad de matices.

Como el espectro, cuando la luz pasa por el prisma irradia miles de colores, lo que sucede que el ojo humano no los puede captar.

La vida es todo suficiente, omnisciente, omnipotente, omnipresente. Por lo tanto nosotros tenemos esas cualidades, como todo ser vivo.

Eso lo atribuimos a Él, y Él es la vida (HaJayím), y su máxima expresión en dondequiera que esta se manifiesta. Él es Todo, y está en todo, por lo tanto como somos expresión de Él, todo lo podemos.

Para que usted pueda entender la vida (Jayím), no mire nuestra misma existencia, sea, doméstica, moral, social, religiosa o política. Tienes que mirarla desde el todo en su esencia, Tú, Él, El Bendito Sea (Qudsho Berij Hu – arameo). Desde ese Todo, entonces podrás vivir y disfrutar de tu vida cotidiana, y podrás vivirla felizmente, sin importar ninguna circunstancia.

Pasarás por lo fácil y lo difícil, con la misma facilidad, disfrutarás de los imposibles, de los increíbles, y aún más de lo que no puede ser.

La misma escritura dice: “para el que cree no hay nada imposible”. ¿Puedes creer esto? Esto es lo que llamamos fe (Emunáh).

La felicidad, la alegría, el triunfo, es saber cómo la vida funciona, y aún más que tú eres  parte integral  de todo el matiz y la belleza de esa gran Flor, que es la vida (Jayím).

Es difícil entender la vida (Jayím) y los universos (Olamot), pues están recubiertos por Klipot o cascaras, como una cebolla, cascaras tras cascaras, hasta que llegamos al Kernel de la vida.

Hemos enseñado que los maestros (Morím), hemos vivido El Todo en siete universos infinitos (Olamot). Que son: Universos en formación,  local, central, superior, multiversos, Ain Sof y Ein Sof.

Cada uno está cubierto por Klipot o cascaras con infinitos universos (Olamot) que expresan la vida (Jayím) en sus diferentes formas. Esto hay que comprenderlo bien para poder manejar la vida actual.

Por ejemplo de la misma manera, tenemos siete cuerpos, uno dentro del otro así de la misma forma que una cebolla, pero notemos que cada uno, son billones de formas de vida, que los hacen posible.

Estos cuerpos son: El Aura, el cuerpo (Guf), el alma (Nefesh), el espíritu (Rúaj), Neshamáh, Merkaváh, e Ibúr.

¿Te has preguntado alguna vez porque tenemos siete cuerpos? Es por la sencilla razón que hay siete universos, y cada uno se manifiesta en cada uno. Cada cuerpo es pertinente a cada universo (Olam).

Entonces les quiero decir que nos manifestamos en todos los universos (Olamot) al mismo tiempo, y esa es la razón que ya les explique que estamos por dondequiera y todo lo podemos.

La vida es increada y siempre existente, y nunca se puede crear, pues siempre ha existido, sencillamente, es dinámica y se manifiesta en Klipot, o Gilgúl en lo que llamamos la rueda de la vida, y lo que llamo Ezequiel –Iejezqel- el Profeta, rueda dentro de rueda (Ofan BeToj HaOfan).

Cada cuerpo está diseñado para habitar y aún expresarse en diferentes universos (Olamot), y se supone que pueda desempeñar al mismo tiempo su tarea en cada uno de los universos (Olamot). Pues somos uno en siete entidades que se manifiestan en siete universos al mismo tiempo, y hacen su misión pertinente.

Es  más que reencarnar, transmigrar, son los Etz Jayim, los Arboles de las Vidas. En la rueda de las vidas en una sincronización total -Gilgulim-. Aunque cada cuerpo es independiente y está en diferentes universos (Olamot), todos estos están sincronizados por la vida (Jayim).

Por eso la vida es única en el Todo, y se puede manifestar en todos los universos (Olamot) en una relación simbiótica.

Miremos la razón, para esto tenemos que tener en cuenta, que todo no está en el mismo  nivel de expresión, por eso están los Klipot, esa es la razón de los matices de las flores y los colores de la luz (Or), como trate de explicarles antes.

Estamos en siete universos a la vez, ¿cómo vamos a saber qué hacer? Bueno cada cuerpo tiene su mente, su recuerdo, su memoria separada unas de otras.

¿Podemos recordar todos los mundos? Claro que sí, ¿Cómo? Es cuestión de aprenderlos a manejar, y principalmente, el uso de la Merkaváh, como nos enseñó el sueño (Jalóm) de Jacob –Iaaqov-. En la escalera de nosotros mismos (Sulam).

Para entrar de un Universo  a otro (Olam), hay que entrar con el cuerpo y mente debida, lo mismo que podemos usar tantos órganos de nuestro cuerpo sin dificultad, como los pies, las manos, la boca, la cabeza, los ojos y demás.

Hay que hacer una rehabilitación espiritual, para ejercitar esta capacidad, pero lo esencial es entender este principio. De ahí se parte en el camino de la escalera de uno mismo (Sulam). Hasta entrar al Kernel interno.

 Dr. Pedro Ortiz, El Maestro, Septiembre – 3 – 2012.