LA GRAN REFLEXIÓN

LA GRAN REFLEXIÓN

Ratzón.

Ratzón es: El propósito, todo lo que existe tiene vida y tiene un propósito definido inmutable, por siempre y para siempre. Y su mecanismo  tiene una función para beneficio de todos, nunca para beneficio personal, ahí es donde se trunca su engranaje.

Esa es la razón por la que el propósito se manifiesta en un círculo envolvente y ascendente lo que llamamos Gilgúl, por eso el Gilgúl se compone de hoy, ayer, mañana y ayer, mañana y hoy. Por eso, se repite el tiempo que sea necesario hasta completar el círculo concéntrico perfecto.

El Amor – Ahaváh.

El Amor es: El propósito, que se lleva a cabo a través del  amor, éste es la mayor fuerza que existe, lo sostiene todo, es su locomoción y en el propósito también es para todo.

El Amor se canaliza a través de todos, pues es muy poderoso para canalizarlo individualmente,  1 de Corintios  13, allí el Maestro nos dio esa página literaria que El Rav Shaúl nos lo escribió, “pero el mayor de ellos es el amor – Ahaváh”

Entre tantas cosas bellas, habla que sólo te conocerás en el todo del amor, y por eso se experimenta en un Ejad, “NO DE UN GRUPO O DE UN PUEBLO”. Es todo lo que tiene vida, funcionando como en el principio antes de que la vida se manifestara en el Exnihilo.

Por eso el amor siempre ha existido en su esencia, en su propósito y en toda su expresión, y ésta es la razón porque nunca dejara de ser.

La vida – Jayím.

La vida es: La manifestación del propósito en el amor. Esta es la razón porque la vida es dinámica, y siempre muta, varía,  pues lo penetra todo y lo llena todo.

En la manifestación de la vida, impera el dispositivo del Réga, oportunidad del propósito y el amor; y esto es lo que medimos acá por tiempo, pues cuando no hay perfección hoy, se hace mañana (Se repite) lo mismo que ayer, para que el ayer sea perfecto en mañana. Esto lo explica el Libro de Eclesiastes – Kohelet.

Por eso  el mal diseño de la doctrina del infierno y el cielo.

Esta fue diseñada para detener el principio de la vida,  haciéndolo lineal, y así elimina el Réga y la oportunidad del círculo del Gilgúl, que siempre es ascendente hasta llegar a la perfección del Ejad.

Cuando dice: “Yo Soy El Alef y la Taw”, no está hablando de principio y fin lineal, más bien está hablando del círculos concéntricos ascendentes, por eso la Taw, está arriba, y la Alef abajo, pues la Taw es el fin de lo que no estaba bien o de lo que no está corregido y la Alef letra madre, es el nacimiento de la segunda vuelta o la corrección, para perfección ascendente.

Por eso en la Torah el tiempo no se cuenta como acá, se cuenta en Luz o Sefirót, y ésta nos llega con la sincronización simbiótica de todo lo que tiene vida, y de todo lo que se manifiesta, esto llamamos Luz – Or, pues ahí está el propósito del amor.

La Luz – Or.

La luz es la expresión de la vida, como se percibe, en todo lo que existe en los universos – Olamot.

La luz conocida en la manifestación de la matriz fecundada y dada a luz del Exnihilo.

La luz que se fecundó en el Exnihilo, viene del AinSof, que es lo que llamamos  en Ingles: “Endless light” se traduce la luz que no tiene ni principio ni fin, es infinita.

Como la luz infinita trae todo el propósito del amor en la vida, no la pueden contener los universos Olamot, por eso tiene que nacer a través del Exnihilo (Matriz) para nacer en ellos y formarlos, desarrollarlos y perfeccionarlos.

Y esta es la razón por la que el Árbol de la Vida (Etz Jayím) está fuera del tiempo y en el tiempo, aunque éste no tiene tiempo, ni tampoco espacio, nos llega la luz necesaria  reducida a nuestra capacidad de absorción con todos los ingredientes de la Luz Infinita.

La luz sólo se puede ver teniendo en cuenta todo lo que tiene vida, no en individuos o religión.

Ni el propósito, ni el amor, ni la vida ni la luz, se los puede experimentar solos, únicamente se experimenta en el Ejad del Todo, por eso se canaliza en la conciencia universal y en las virtudes universales.

La Paz – Shalom.

La Paz, es la columna central del Árbol de las Vidas (Etz Jayím), no tiene que ver con lo bueno y lo malo, ni con el juicio y la misericordia, ni con la disciplina y el esplendor de conciencia humana.

Las columnas izquierda y derecha del Árbol de las Vidas se balancean en la Moznaim – balanza, de la columna central, Por eso el Propósito, la Conciencia, la Armonía, la Matriz, y el Fundamento. Ahí no hay nada que balancear. Esa es la Paz.

Es una línea directa a El Gran propósito, pero cuando no se hacen las cosas conforme al propósito, no nacen las cosas perfectas ahí entra el Réga, y dan vueltas alrededor de la Paz que es la Columna central para balancearse.

Entonces la Paz se siente. Las personas piensan que la columna Central es para el balance, pero no es así pues es inmutable, más bien  es para que la columna Izquierda y derecha tengan la oportunidad del Gilgúl. El Balance está en la Letra Alef, que es la matriz por ser la letra madre Exnihilo.

La Paz está ahí, pero no se siente, pues solo está en la columna Central, ahí no hay tiempo ni espacio ni oportunidad es el centro del Gran Todo como debe de estar.

En conclusión buscamos el propósito de la vida, no está en ti solo, sino en lo que siempre ha existido, en donde tiene que estar. Tienes que conectarte con tu ambiente, con la naturaleza, con tu sistema solar, con las Galaxias y los Universos.

Tú dirás: ¿Cómo? No lo busques en tu individualidad, en tu ego, o en tus necesidades ni en tu beneficio, para tu propia satisfacción, allí no está.

Búscalo en ese todo del cual eres parte, cambia tu mente, piensa en grande, piensa universalmente, tú eres parte de ese Gran Espíritu, de esa Gran Alma, de ese Gran Propósito, del Gran Amor, de esa Gran Vida, de esa Gran Luz, Y esa Paz Infinita. Sólo colectivamente podremos.

Recuerda El Shema, lo dices todos los Shabat, todas las mañanas, entiéndelo y entenderás todo.

Dr. Pedro Ortiz El Maestro.

13 de Enero del 2013