NUESTRA RELACIÓN CON LOS UNIVERSOS MÚLTIPLES

NUESTRA RELACIÓN CON LOS UNIVERSOS MÚLTIPLES

 

LOS UNIVERSOS – OLAMOT.

No existe un único Universo, por el contrario, existen infinitos Universos en infinitos planos de realidad, que se interpenetran mutuamente y funcionan mediante una codependencia y resonancia manifiesta.

Sin embargo, del centro referencial de todo lo que existe, que muy bien podríamos llamar la Isla Eterna del Paraíso, emergen de forma similar a los pétalos de una Flor de Loto, siete grandes Universos, constituyendo en su conjunto algo así como un Universo Central.

De cada uno de estos grandes Universos, se abren setenta Universos mayores, de los cuales dependen setenta mil Universos regionales que a su vez generan setecientos mil Universos locales por unidad universal. Estos Universos locales siguen generando Universos, que tal vez podríamos llamar pequeños Universos a cada instante, siendo uno de estos pequeños Universos el que perciben vuestros sentidos dentro del marco de realidad en el que vivís y por ende el que tienen identificado vuestros científicos hasta el momento actual. Es importante destacar que la teoría científica del “Big Bang – Tzim Tzum” es cierta, si bien dichos movimientos generadores son permanentes y continuos, creándose un Universo nuevo a cada instante, en cualquier lugar y en cualquier tiempo.

EL NACIMIENTO EN EL UNIVERSO.

Antes de renacer cada esencia define y decide las experiencias que desea vivenciar, y lo hace de acuerdo con todas las fuerzas de la Naturaleza de todos los tiempos, de todos los espacios, de todos los Universos, unidos siempre en un objetivo común: la consumación de la perfección, por tanto lo que ha de venir vendrá, porque siempre será lo mejor, independientemente de que sea eventualmente catalogado como bueno o malo y lo que no debe darse pasará de largo. Los accidentes y eso que llaman sucesos al azar de la vida, tanto como la herencia y el medio ambiente, son las herramientas que usa la Naturaleza para equilibrar las causas.

EL UNIVERSO INTERIOR.

Todos los seres humanos poseen un Universo Interior – Olam P’nimi, al cual pueden acceder simplemente cerrando sus ojos y dejándose fluir por él. Un espacio infinito dotado de constelaciones de galaxias, sistemas y grupos estelares alrededor de un sol central, el mantenimiento de unos niveles adecuados de armonía, sistemas y grupos estelares alrededor de un Sol Central, el mantenimiento de unos niveles adecuados de armonía y resonancia resultan imprescindibles para mantener el equilibrio adecuado de todos los componentes del vasto Espacio Interno. De alguna manera se podría concluir que cada ser humano es el Padre Creador, el Dios (Yahweh) Absoluto de ese Universo, al cual rige y dirige desde su mente con sus actitudes, sus pensamientos y sus deseos, siendo por tanto su responsabilidad el sostenimiento y mantenimiento de la vida en toda su extensión.

El tránsito por los flujos del tiempo y del espacio interior se hace siempre posible con el simple ejercicio de la voluntad y constituye una de las más bellas proyecciones imaginables, la visión de las esferas, la percepción de la gama de colores en movimiento, el dulce sonido del silencio, la estructuración por medio del pensamiento que conduce a otras realidades, a otras manifestaciones dimensionales y la imaginación al servicio de la creación.

El universo interior no constituye una holografía imaginaria en miniatura, por el contrario, se trata de una auténtica realidad con sus correspondientes dimensiones, conformado y estructurado de manera similar a los grandes Súper Universos y que aloja en su seno toda suerte de agrupaciones estelares y cortejos planetarios dotados de vida funcional y orgánica en todos sus niveles de existencia.

Las energías sustentadoras de todos los componentes físicos de esta formación interior fluyen directamente del centro generativo (espiral) del corazón – Lev, que las recibe y distribuye de acuerdo a su proporcionalidad dimensional, volumétrica y de densidad, siendo el Sol Interior el catalizador central de las mismas, bajo los impulsos de la voluntad y el deseo del ser humano que las cobija. A partir de este punto, es fácil inferir que todo el sistema autogenera sus condiciones gravitacionales y sus fuerzas proporcionales de atracción y repulsión, así como sus propios flujos de centrifugación y expansión de la materia, en una progresión infinita hacia la eternidad infinitesimal de lo más minúsculo.

De este modo, cabría decir que cada ser humano es el continente y contenido de toda su creación y que por lo tanto el devenir de ésta depende por completo de sus impulsos vitales conformadores o destructores y que, de alguna manera, constituye una elongación de la misma esencia, naturaleza y entidad del Padre Absoluto Creador, que mora en la Isla Eterna del Paraíso y cuya presencia impregna cada partícula y estructura de todo lo manifestado, independientemente de su tamaño, dimensión o densidad. No existe una expresión mayor de amor – Ahaváh que el ceder a cada criatura un presente semejante.

Este escrito anterior es lo compartido por un Maestro amigo muy conocido por todos y corrobora exactamente lo que le he estado ensenado por este último año.

Es imposible que dentro de una casa o en el patio yo pueda ver toda la ciudad de Los Ángeles.

Si estuviera encima de un edificio de  20 pisos solo podría ver una sección, pero si me elevó a miles de pies en un avión la podría ver toda.

Lo mismo es acerca de la vida, hay que elevarse a lo que le llaman La Isla Eterna del Paraíso que no es otra cosa que Shalom de arriba, la madre de todos nosotros, para poder ver el propósito de nuestra vida y misión en ella misma. De ahí procede toda la revelación en el Universo, podrimos decir que es la oficina central.

No la podemos medir por conceptos teológicos humanos acá, o por pequeños problemas en la vida  diaria en Eretz, hay que verla de ese todo basado desde el punto de vista de donde proceden todas las cosas y su propósito.

Y para entender los Universos hay que entender nuestro Interior y así tener una idea mejor de la vida y su proceso en nosotros y nosotros en ella.

Si yo quiero entender el cuerpo humano tengo que estudiarlo todo para ver cómo funciona, no es estudiar solo una sección.

Si estudiamos o aplicamos la vida a nuestros problemas diarios seria como querer cruzar el océano en una palangana.

La escritura nos trata de decir estas cosas, pero como las traducciones están sujetas al conocimiento del traductor y a sus experiencias que nos vienen culturalizadas teologizadas, por eso hay que estudiarlas a la luz de todo el contexto de los Universos y nuestra relación con ellos y aun de nuestro Universo interior para comprender como la vida funciona y aún más la función de nuestra vida.

Cuando mi amigo habla de los siete Universos en forma de flor de loto, es lo que he hablado de Shalom nuestro origen y madre como dice en Gálatas – Galatim.

Les he hablado de siete Universos capitales de todos los Universos, que se menciona en la escritura.

YERUSHALAIM.

1 – Jerusalén de arriba – Yerushalaim Lemalah .

2 – Jerusalén – Yerushalaim.

3 – La Gran Jerusalén – Yerushalaim Gadol.

4 – La nueva Jerusalén – Yerushalaim Jadash.

5 –  Sion -Tzion.

6 – La hija de Sion – Bat Tzion.

7 – La  Gran ciudad del Padre – HaYr Gadol Shel Av.

Desde ahí sale la forma de ríos de Universos, esto es difícil de explicar en nuestros términos y en el lenguaje que no tiene relación con estas experiencias.

Todo está sincronizado perfectamente, aunque desde nuestro punto de vistas las vivencias que tenemos parecen negativas, pero en realidad no lo son, esperamos entender desde nuestro punto que es insignificante aparentemente en esa mismidad tan grande.

Ahora cuando entramos a nuestro Universo Interior – Olam P’nimi podemos quizás, digo quizás pues es un proceso difícil; quizás entendamos nuestra predestinación y misión la cual la tenemos que recordar, por eso entrando a nuestro Sol Interior – Shemesh P’nimi seamos iluminados, y así entendemos un poco mejor.

Cuando entre por primera vez dentro de mí y vi la inmensidad me asuste, pero al ir entrando y explorando, pude ver a ciencia cierta que todos los conocimientos acá por profundos que sean son elementales.

Créeme acá todo lo que está escrito es súper elemental, pues no hay palabra que puedan describir el conocimiento superior, ni mente que lo pueda asimilar en el entorno nuestro, ni por oídos ni por sentidos.

Como se entiende de Universo a Universo, es entrando en nuestro Universo y haciendo una conexión concatenada y así se va subiendo viendo y esa visión sin ojos puede ver lo que el ojo no ve.

Te podrás dar cuenta que esto es personal, muy personal, pero desde tu experiencia puedes ver todo lo que está pasando en nuestro diminuto entorno.

Hay que tener en cuenta muchos factores en la vida y que la vida tiene que pasar por todo, y desde ese punto de vista es que se escribió la Toráh, no del punto de vista humano, aunque la han tratado de humanizar, no se puede, este es un libro altamente espiritual y solo lo entenderán los entendidos como dijo Daniel.

¿Quiénes son los entendidos? Los que conocen estos niveles.

Se tiene que empezar por nuestro Universo Interno Olam P’nimi, luego por los Universos y su objetivo común de todos los tiempos y espacios, pues esas decisiones se tomaron hace mucho tiempo y aún se están realizando en nuestras vidas, en el tránsito por los tiempos, los espacios, dimensiones y demás.

Vuelvo a repetir.

Puesto que definimos las experiencias y por eso hablamos de vivencias.

La vida no se puede tomar desde el punto de vista de las vivencias actuales. más bien desde ese todo y esos todos que hemos pasado y pasaremos en un eterno recorrer de la perfección.

Continuara.

Dr. Pedro Ortiz. El Maestro.

4 de Febrero del 2013